Cuando una familia tiene una mascota, la llegada de un nuevo integrante bebé puede que genere ansiedad e incluso algo de miedo.
Si bien la humanización de las mascotas no es algo particularmente recomendable por expertos, es indudable que para muchas familias, las mascotas se convierten en sus hijos.
Tal es el caso de Denny Ku y su esposa, quienes estaban acostumbrados a tener únicamente a su perrita pero cuando decidieron ser padres y traer al mundo a un bebé, comenzaron a sentir temor por cómo su mascota podría reaccionar.
Inicialmente, ambos contaron que su perrita Lilo estaba acostumbrada a ser hija única.
¿De dónde salió el temor?
La pareja contó que Lilo nunca tuvo un momento de dulzura con su dueña mientras ella estaba embarazada.
Actitudes como que se acostara sobre el vientre de la mujer o la protegiera más nunca pasaron. De hecho, su esposo contó que “era casi como si supiera que tenía que compartir la atención y quería algo de espacio”.
Te puede interesar: Grupo de rescatistas crea prótesis para animales con piezas de juguetes en Palestina
Cuando el pequeño Koa llegó al mundo, durante sus primeros días de vida la actitud un poco extraña del animal continuaron, pero de forma natural, comenzaron a disminuir.
“No sabía cómo interactuar con Koa, por lo que principalmente coexistió con él durante los primeros días”, dijo el padre del niño.
Sin embargo, de repente un día todas las dudas que podía tener la pareja se disiparon, pues encontraron a Lilo llevándole una de sus pelotas a Koa.
Ambos dueños se rieron de la situación y le explicaron al animal que todavía Koa no podía jugar con la pelota.
Ver esta publicación en Instagram
“Entonces, de vez en cuando, en lugar de traernos el juguete u objeto, simplemente se lo lleva a Koa”, expresó Denny Ku.
Con el paso de los días, Koa comenzó a llevarle a su hermanito bebé toda su colección de juguetes en un intento de mostrar que sí quería jugar con él y lo aceptaba ya como parte de su manada.
“Lilo mira fijamente a Koa como diciendo ¡lo va a tirar en cualquier momento!”, cuentan.
Y aunque todavía la parejita de hermanos no puedan jugar del todo juntos, ya están cada vez más cerca, pues Lilo a veces simplemente se acuesta a su lado para cuidarlo.
Sus dueños cierran y dicen que “tiene tantas camas, pero preferiría dormir en el piso cerca de la hamaca o el moisés. Esperamos que acurrucarse esté en su futuro”.